domingo, 2 de noviembre de 2008

Cronica de una victima


Sentado en la acera veo el tiempo pasar, mi rostro demostraba finas marcas de dolor y mis brazos dejaban a la vista los vestigios de golpes y torturas que sufrí con el paso de los años; ansiaba escapar y me doy cuenta que sigo encerrado en una frágil jaula de cristal y oro, conformada por grandes barrotes forjados con miedo y golpizas; no confió en nadie, mi miedo se incrementa, y mi mente se enturbia. Me levanto y dejo que el viento juegue con la bufanda que llevo atada al cuello, las calles se vuelven gélidas, y mis pasos inestables, el saco negro ya cubría las señales de violencia en mi ser, mientras mis jeans llenos de maculas carmesí eran rígidos y ásperos que me incomodaban al contacto con mi piel magullada; -Miedo, -lo que comienzo a sentir, mientras cada zancada que doy se hace temblorosa y lastimera para mi propio ser, apretó los dientes y producen un rechinido incomodo que eriza hasta la mas mínima parte de mi cuerpo; de pronto recuerdos cruzan por mi mente indefensa, las voces comienzan a seducirme, a hacer actos que no quiero cometer, acciones que no cometí estando encerrado, pero que mas puedo hacer, soy un simple adolescente de escasa edad, sin experiencia y nada mas que mi soledad.

Papel y lápiz en mano, comienzo a escribir, lo que aparentemente parece una despedida típica de un adulto mayor, agradecimientos a las personas que realmente se preocuparon por mi, y mas que sentimientos de aversión y odio puro a las que solo me lastimaron y profanaron el titulo de “familia”, finalizo con una fatal pensamiento y firmo con mi nombre; con la misma guarde la carta en mi abrigo y seguí vagando por las infernales calles de la realidad. Tristeza, felicidad, nostalgia, euforia, odio, amor… palabras típicas que el hombre conoce por naturaleza, pero que al parecer únicamente yo jamás entendí, en lugar de ellas estuvieron el dolor y el miedo, por eso mi necesidad de escapar y me encontré con la cruda realidad del pasado; no ansió nada del presente y mucho menos del futuro, mi vida ha marcado un patrón y difícilmente salga de el, no me queda nada, solo unas escasa monedas y billetes que probablemente duren para la tarde de hoy, mi ultima comida.
He caminando por quien sabe cuantas horas, y los botines me están matando los pies, veo a la lejanía una banca olvidada en lo profundo de un parque familiar, camino rápidamente a ella y lo único que quiero es descansar y quitarme los zapatos aunque sea un momento, aspiro el aire gélido del lugar, las sombras comienzan a proyectarse, dejando un poco lúgubre el lugar; inhalo rápidamente el aire del lugar y me acomodo la bufanda una vez mas, dejo descansar por completo mi cuerpo, observando únicamente lo que tal vez pueda llegar a ser mi lecho de muerte. Cierro los ojos y suelto un leve sollozo, tallo mis ojos y trato de mantener la compostura, y dejo que mis ojos castaños se pierdan en la profundidad del cielo naranja; de pronto una gran sombra aparece y perturba mi visión, algo calido y lleno de energía acaricia mi hombro izquierdo, una revitalizadora voz me llama pero no puedo regresar a mi propia realidad, hasta que una leve zarandeada me hizo retornar
-hola, ¿qué andas haciendo por aquí en este solitario lugar?

Me sentía perdido, pero aun así mantuve la mascarada y conteste con un rostro lleno de mentiras
-solamente salí a dar un paseo por la ciudad, es que hoy ha sido una hermosa tarde, -¡mentiras! Me gritaba mi subconsciente mientras recibía un gesto felicidad del interlocutor, sonreí delicadamente mientras mi mundo se desmoronaba, -¿y usted que hace por aquí maestro Alan?
-pues he salido a hacer el ejercicio habitual de la tarde, aunque con este frió ni salir a correr dan ganas, -esbozo una sonrisa e inclinó la cabeza dejando a relucir aquel perfecto gesto, -¿no quieres ir a tomar algo? Por aquí cerca hay una cafetería que tal vez tenga el famoso capuchino que me han dicho mis alumnos de piano de la otra clase, por que no vienes y charlamos un rato, pues tiene mas de un mes que no te veo por el instituto, ¿y que ha sido de ti, Alexander?
-pues digamos que he dejado la música y me he dedicado a la pintura, -¡Falso! Solo mentiras podía decir para mantener la mascarada, dolía el simple hecho de mantener lo que realmente no estaba bien, de aceptar el sufrimiento y el dolor como algo habitual a la vida cotidiana.
-¡Oh! Ya veo, supongo que los gustos van cambiando con el tiempo… que mas puedo decir, pues te deseo éxito, -mientras soltaba una sonrisa radiante

Caminamos hasta llegar a aquel lugar, “La casa del café”, había bastante gente de lo habitual, conocía el lugar, solamente de pasada, ya que a veces me escapaba del colegio para conocer los lugares que mis compañeros frecuentaban, tomamos asiento y me sentía tranquilo, mi alma había pisado tierra neutral. El olor a café y de pastelillos era delicioso, pero nuevamente mi mente comenzó a jugar tretas, -Esta es tu última cena, -Mi mirar se perdió, mientras profundizaba en mis pensamientos, -cuantas veces yo he mismo he dicho que lo dejaría todo y me iría, y pensé que había un maldito sitio con un cielo y una casa solo para mi, -mis mente se detuvo cuando el mesero se acerco a preguntar que ordenaríamos.

-Buenas tardes, bienvenidos a la casa del café, esta tarde yo seré su mesero, ¿Qué desean ordenar?, -dijo con una sonrisa falsa pero muy bien elaborada tal cual era la mía en ese instante, mientras entregaba los menús
- me gustaría un capuchino caliente y un pastel de zanahoria, y a ti Alexander ¿que te gustaría ordenar?, -sonrió y dibujo una expresión de duda

Abrí el menú y comencé a ver lo que ofrecía aquel lugar; cafés, tes, baguettes, croissants, repostería fina, helados, galletes entre otras cosas, las letras comenzaron a bailar frente a mi, a burlarse, a pintar la verdad que con gran temor ocultaba detrás de mi saco y bufanda. Cerré el menú y calmadamente dije

-Me podría dar un frapuchino moka, y una rebanada de cheese cake por favor

El mesero tomo la orden y se retiro quitando los menús de la mesa, me desparrame en la silleta y holgué un poco la bufanda sin dejar ver los recientes hematomas y raspones del anillo de mi padre; el profesor Alan comenzó a hablar fácilmente como era lo habitual, mientras nuevamente me sumergía en mi magnifico infierno de dolor. El flash back de mi pasado nublo mi visión, mi corta e insignificante vida me muestra escenas explicitas de palizas y sangre correr por mi blanca piel, el sadismo y la furia de un padre desnaturalizado contra un simple niño de cinco años, que aparte de ser inocente es su propia sangre, eso es lo que me ha conllevado a huir de mi propio hogar, de un supuesto lugar seguro; mi piel comienza a erizarse y mis manos se aferran a la silla mientras otro recuerdo despiadado ocupa el lugar del primero; en un charco de sangre me encuentro tendido, me veo bañado en aquel liquido rojizo, es perturbadora la escena y mis reflejos hacen que me mueva como animal desfalleciente, dolor puro es lo que siento al mover por impulsos mis brazos y piernas, no se que me había roto, un brazo o tal vez las piernas, pero no podía gritar por ayuda; veo a mi padre respirando profundamente a un lado de mi cuerpo indefenso, me toma del brazo izquierdo y comienza a tirar de el, arrastrándome del pasillo a su habitación dejando el camino de sangre que mi cuerpo ha recorrido muchas veces; una vez ya en su habitación observo como del closet toma su maletín y de el saca lo habitual de un doctor, comienza a revisar mi cuerpo mientras con gasas y agua oxigenada limpiaba las heridas que el mismo había producido; revisaba los brazos y las piernas mientras musitaba, -Eres tan afortunado de que tengas a un buen medico en casa…
Por mi cuerpo corría rápidamente la sangre, haciendo que me enerve rápidamente, pero luego todo se calmo, al sentir un toque en el hombro.

-¿Te encuentras bien Alexander?, -dijo el maestro al darse cuenta que no le prestaba atención
-Si, estoy bien, solamente me perdí en mis pensamientos, es normal en mi esas acciones, -conteste mientras sonreía al saber que era lo único que había dicho con verdad en todo el trayecto al café
-Extraña actitud, -sonrió dejando salir una leve carcajada, acto seguido el mesero llego lo que habíamos ordenado, nos sirvió a cada quien lo que habíamos pedido.

La platica continuo por mucho tiempo, quizás una hora o dos, no lo se, pedimos la cuenta y mientras esperábamos, tranquilamente me dijo el maestro.

-Deberíamos hacer esto seguido, ya que no te veo desde hace tiempo, mínimo para poder ponernos de acuerdo al tanto de nuestras vidas y progresos, fue un placer volver a verte y poder conversar contigo
-Estoy de acuerdo con usted maestro, sin embargo por el momento dispongo de muy poco tiempo, las escuela, las clases de arte, muy rara la vez tengo tiempo libre, pero si me gustaría volver a tomar café y conversar, -en mis adentros me gritaba “Hipócrita”. La cuenta llego y el mesero se retiro, me ti la mano al bolsillo de mi abrigo y sacar el dinero que traía en el, cuando el maestro pronunció.
-Esta vez yo invito, así que no te preocupes, -de su billetera saco un billete y lo dejo junto a la nota de remisión, -ha sido un placer verte y conversar un rato, ¿quieres que te lleve a tu casa?, -pregunto ignorando lo que vivía en aquel lugar
-no se preocupes maestro tengo que ir a ver a un compañero que vive cerca para pedirle sus apuntes de la escuela
-nada de maestro, dime como todos, Alan.
-OK… Alan muchas gracias por la platica y el café de hoy, es tiempo que vaya a ver los apuntes ya que me he retrasado un poco, Gracias por todo, que pase una grandiosa noche, -me despedí y comencé a alejarme del lugar mientras agitaba la mano en símbolo de un hasta luego y no de un adiós.
-Cuídate mucho, -dijo mientras comenzaba a caminar en dirección al parque.

El frío comenzaba ya a hacerse mas intenso, sin embargo seguía caminando sin rumbo, las horas continuaban pasando mientras mi realidad se distorsionaba y llegaba a la abstracción total de mi vida sin esperanza alguna.
-Maldita estupidez, -Musite, recordando lo que he vivido, suspire y comencé a frotar mis manos para agarrar un poco de calor; a la distancia podía ver un pequeño y apartado parque perdido en quien sabe donde de esta ciudad olvidada por su misma gente, ya no sabia en que rumbo andaba, pues ya todo era igual para mi. Apreté el paso para llegar al parque lleno de sombras y sentarme en aquella solitaria y fría banca, el lugar parecía cual cementerio de esta gran ciudad, pues ninguna persona había en aquel lugar, podía hablar fuerte y nada ocurriría, inclusive podía morir ahí y nadie se daría cuenta; recuerdos vienen a mi mente, recuerdos de hace una hora, de ayer, que un mes, y de un año; llevo planeando este escape desde la décima paliza y veo que esto no me trae satisfacción, solo dolor al igual que mi hogar; me ofusco entre las sombras de mi mente y caigo en el recuerdo de ayer. Me veo escribiendo una carta en el escritorio de mi habitación, veo cicatrices marcadas en mi cuerpo como anotaciones en una hoja de papel, los hematomas recientes de la última golpiza y sobre todo veo el dolor que mi rostro emana, de pronto mis pensamientos comienzan a estremecer mi mente, escuchando los pensamientos de mi mismo al escribir aquella carta, comenzaba a retorcerme y a gritar para que se detuviera pero al parecer ya no podía controlar mi propia mente, pues ya todo me hería.

[…Debo olvidar mis sueños por que nada es como parece, debería quererte pero no lo es, todo es como un loco esquema ficticio, trataste de envolverme, pero una luz me motivo a escapar de ti; tú nunca me dejaste, nunca renunciaste a mí… que es lo que este sentimiento que tengo significa… lo que tú no sientes, es lo que yo siento, que debo hacer, ¿gritar? Ahora es tarde y no podemos volver atrás. He tratado de no pensar, en el dolor que llevo adentro, sabes… ¿solías ser mi héroe antes de que mamá muriera? Y ahora realmente parece como si yo no te importara, solo siento como si fuera esa rémora que detiene tu vida, nada cambiara lo que haz hecho, nada cambiara si quieres remediarlo, pues tú nunca vas a querer remediar lo que haz hecho y realmente siento que tu cariño, amor y afecto son el deseo de cosas imposibles…]

Al término de todas esas palabras conjuntas comencé a levantarme poco a poco del suelo, me toco el rostro y me tallo los ojos para ver claramente el panorama, lo único que alcanzo a habitación abarrotada en puertas y ventanas con el suelo cubierto completamente de cristales fragmentados, mis brazos sangran, mi rostros esta bañado en sangre y con cortes, me examino las manos y noto dos profundos y largos cortes en las muñecas; trato de ponerme en pie, pero noto que mis ropajes han cambiado a una bata blanca, mis pies descalzos comienzan a cortarse, grito del dolor y del ardor que siento, camino lentamente pero con desesperación al baño por unas toallas para proteger y limpiarme las heridas, la sangre de mis muñecas comienza a salir tal agua de fuente, mi respiración aumenta gradualmente, al fin he llegado a la puerta, pero la perilla no se mueve y la puerta parece estar sellada, la mancho completamente de sangre y la neurosis me ha comenzado a atacar, ya comienzo a caminar mas rápido, ya no me importan los cristales que poco a poco se incrustan mas, llego a la mesa de noche y tomo el teléfono comienzo a marcar el numero de emergencias, pero una voz al otro lado comienza a decirme.
-¿Que tratas que hacer?, -con tono despectivo y malicioso, -si tratas de llamar a alguien no lo conseguirás… yo estoy en todos lados, yo controlo ahora todo el lugar, no tienes a donde ir, estas encerrado como un ave, la diferencia entre el ave y tu es que ella no sufre de lo que tu estas sufriendo ahora, y digamos que no te queda mucho tiempo de vida, me he encargado de que tu tumba sea tu mismo hogar, -dijo con una risa enfermiza y malévola.
-Déjame en paz… No quiero saber nada de ti… -con voz fuerte y temblorosa.

Azote el teléfono y me subí a la cama esperando una luz de esperanza, con las sabanas comencé a limpiarme las heridas, sin embargo mi apariencia se hacia pálida, mi visión se debilitaba, ya nada mas quedaba esperar mi muerte en aquel lugar. De pronto despierto con la respiración acelerada, sudor cayendo en mi frente, y dolor en donde supuestamente tenia las cortadas en las muñecas, me examino y me doy cuenta que no tengo nada.

-Fue todo un sueño lucido… maldita mente que solo esta jugando tretas… -dije mientras soltaba un leve sollozo.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta que sigo en el mismo lugar, las calles frías me hacen recordar que la luz de la luna aun ilumina las horas de mi soledad, sin embargo mi mirada se entristece y dejo caer unas cuantas lagrimas de amargura y desilusión, mi postura se quiebra y comienzo a llorar dejando correr interminable ríos por mis mejillas; comienzo a ahogarme por mi mismo llanto, me pongo de pie y comienzo a correr para llegar a algún lugar y encontrar el camino a casa, me detengo de lleno y varias voces comienzan a hablar dentro de mi.
-¿Quieres regresar al mismísimo infierno?...
-¿Cuánto tiempo pretendes aguantar con esto?
-¿Por qué volver a donde el mismo perro vive mejor que tú?
-¿Por qué seguir viviendo esta pesadilla?
-¿Por qué huir de casa?
-¿Por qué no regresar?
-¿Acaso no es tentador aquel sueño lucido?
- Ya basta… -Grite agarrando mi cabeza mientras tiraba de mis cabellos que estaban entre mis dedos, -Salgan de mi cabeza, ya no quiero escucharlos, ya no quiero seguir, ya no quiero vivir, ya no quiero que me golpeen, ¡ya no!, -enuncie cayendo de bruces a la acera mientras nuevamente lloraba a chubascos.

Me pongo de pie mientras el clima se torna mas frió, me abrazo mientras trato de avivar el escaso calor que aun queda en mi interior, me doy cuenta que tengo miedo intenso a la oscuridad y de que el monstruo salga de ella para herirme; me percato que el alma de mi humanidad ha estado extinguiéndose uniéndose al rió de espíritus, donde los mártires, héroes y otros personajes han llegado para ser olvidados en tan poco tiempo. Alcé la mirada y contemple el cielo, me di cuenta que no había ninguna estrella en el manto estelar, sin embargo las ilusiones tratan de seducirme, la ilusión de la redención de mi padre, la ilusión que nunca existirá y jamás tendré, sin embargo el furor comienza a despertar que se había guardado en lo mas profundo de mi poca esencia.
-Quiero quemar todo esta ponzoña que me ha marcado, que arda y el viento se lleve mi dolor convertido en cenizas, destruirla, comenzar desde cero pues ya no aguanto mas lo que es la realidad… -dije en voz alta mientras me dirigía nuevamente en el parque y mi mirada se perdía en el abismo de mi palmas.

De pronto una melodía comenzó a sonar dentro de mí, la conocía por la escuela de música pero únicamente los alumnos de niveles avanzados la podían tocar, -Beethoven, una voz me dijo; enseguida mi mente comenzó a recorrer todos los recuerdos dejándome estático en el parque como si fuera una estatua de piedra caliza.
- Novena Sinfonía de Beethoven en RE Menor, Op. 125, 4to movimiento, himno a la alegría, -dije completamente seguro mientras perdía el control de mi cuerpo.

El frenesí comenzaba a invadir todo, mis actos ya no eran voluntarios, las y los sopranos tenían ocupada mi mente mientras comenzaba a ver cosas que no existían, luces como bailarinas de contemporáneo danzando al compás de la sinfonía; lograba ver la realidad distorsionada todo como un lucido y lúdico escenario, los colores del claro oscuro, por primera vez sentía latir vehemente mi corazón al borde de que pudiera estallar, sin importar continué, comencé a danzar también a la par de las luces con las técnicas del fondue, experimentaba cambios y movimientos desgastadores, expresaba sentimientos y aberraciones, parecía una hermosa posesión demoníaca. Me lance al suelo y mis movimientos se hacían mas tranquilos, ondeaba los brazos mientras movía la arena y esta se quedaba en mis manos, termine dejándome llevar por lo que mi cuerpo deseaba; camino sin rumbo hacia la lejanía de un callejón, mi ropa esta cubierta de arena y raspa, mis pasos se tambalean dejándome como muñeca de trapo, camino en contra de mi voluntad y llego hasta aquel muerto callejón, las luces apenas llegan, solo la luz de Selene me deja vislumbrar un poco el lugar que tiene grandes murallas de piedra sólida. Un coro de puras voces infantiles comienza a retumbar en mi cráneo, la sutiliza de sus cánticos me tranquilizan, y lentamente comienzo a recuperar la motricidad de mi cuerpo; mis pies me duelen mucho, mis manos están raspadas y tengo arena entre las uñas de mis ojos comienzan a caer lagrimas, lagrimas tal vez de felicidad, o de desesperación, aun no lo logro entender, sin embargo miro al cielo y veo las estrellas que contemplan todas mis acciones y sonríen aparentemente para mi, me acerco a la muralla de piedra y veo que sobre ella brillan unos vidrios cual si fueran estrellas, los veo con tristeza y estiro los brazos, comienzo a escalar sin importar los daños que reciba, pues mi alma ya marchita se encuentra; no logro llegar arriba pero tengo las manos destrozadas y ensangrentadas, la sangre corre por mis brazos y por mi cuerpo, todo comienza a teñirse de un color carmesí, mis lagrimas caen pues aparentemente logro ver que el futuro no tiene nada para mi, que esta noche seria la ultima y no abra mas, bajo la mirada y aprieto la mandíbula y resignado pego mi frente al mural ensangrentado pues con honor y rabia asumo mi fatal destino. Comienzo nuevamente a escalar la pared raspando y cortando mis manos nuevamente con todos los cristales, ya nada importa, solo lograr lo que una cruel verdad me dejo como ideal; tengo ganas de gritar, pero me abstengo de hacerlo, sigo escalando y logro por fin subir un brazo a la muralla, el cristal atraviesa el saco desgarrando la piel dejando a relucir el músculo rojizo, sufro pero no me quejo, sin embargo aun tengo la fuerza para subir un brazo mas, mantengo el aire en mis pulmones para que haga mas fuerza y alcance el cristal mas reluciente del paredón.
-Ya casi llego, solo un poco mas, - decía mientras estiraba el brazo queriendo alcanzar el cristal mas grande y puntiagudo, lo logro alcanzar pero pierdo el equilibrio y caigo al suelo arrancándome los tejidos del antebrazo derecho, pero en mi mano izquierda sostiene firmemente el cristal que había agarrado; la sangre corría, los retazos de tela y músculo colgaban. Me puse de pie y me quite el saco cortado, veo mis antebrazos y comienzo a jugar con las incisiones que llegan hasta el hueso, duele pero ya no hay vuelta atrás, comienzo a caminar mientras con el vidrio comenzaba a desgarrar lo que quedaba de músculo en mi mano derecha, camino y veo el rastro de sangre que he dejado, es mucha pero aun no me siento mal; me lanzo al suelo mirando las estrellas que comienzan a llorar por los actos que comento contra mi propia persona, -lo siento… ya no podía ocultar mas la cruel realidad, si sigo con vida moriré al fin y al cabo, y es mejor que muera bajo mi propia causa que bajo la mano de mi padre, me hundiré en la oscuridad de mi propio mar, aunque se que ahí no hay aire, pero al fin lograre llegar, formar parte de ustedes que hoy lloran por mi, y ser feliz brillando sin problema alguno, -apreté fuertemente el cristal y lo empuñe contra mi cuello rebanándolo mientras enseguida comenzaba a ahogarme con mi propia sangre, la visión comenzaba a fallar, todo ya se hacia borroso, sin embargo experimentaba el hedonismo de la libertad, de una falsa libertad mientras me despedía de este triste mundo tortuoso…


[…Tengo ganas de gritar y mi boca esta cerrada…]

[…Sin embargo se extingue lo que es el dolor…]

[…Aunque me hunda en mi propia oscuridad…]

By Amethyst

jueves, 25 de septiembre de 2008

Sonidos Nocturnos



Sonidos nocturnos, voces inquietantes, revolotea mi imaginación al mirar el vació de mi habitación, a través de aquel gran ventanal la luz de la luna entraba iluminando lo que podría ser una recamara de mi creación, pura fantasía; música resuena en la recamara, reconozco la pieza, es un triste vals, la melancolía recorría mis venas, el ardor de mis penas las desgarraba, mientras dejaba un rastro de sangre sobre mis verduscas sabanas, me puse de pie observando fijamente como la puerta se desvanecía dejándome solo en un cubo luminoso; mi mundo comienza a girar, mis brazos se extienden como si tratase de abrazar algo, la sangre de mis manos salpicaba aquellas paredes brillantes mientras algunas gotas quedaban suspendidas en el ambiente etéreo, de pronto la música cesó y el lugar transmuto; concreto, frió y áspero, mi vestimenta cambiaba, transformando mis pijamas en hermosos ropajes de un duque modernista, la gabardina marrón abrochada únicamente al primer botón, la camisa blanca a rayas cobrizas, el pantalón de vestir de color tabaco oscuro y zapatos de la misma tonalidad. Mis pasos resonaban mientras aquel cubo luminoso se desplegaba, la realidad nuevamente cambiaba a alguna calle de mi ciudad, gris y fría; olores mezclados entre la lluvia y café, las luces radiantes de los anuncios y las televisiones con el noticiero perturbaban mi psiquis. Mis ojos color marrón se perdían en el horizonte urbanizado; fábricas, tiendas departamentales, electrónicas, autobuses y autos eran las ataduras que mantienen a los humanos apegados a la colectiva falacia que denominan “vida”.
El ajetreó de gente caminando con estrés opacaba mis pensamientos y provocaban un gran dolor de cabeza, mientras el sonido prehispánico de mi tierra se pierde a la lejanía; tradiciones y danzas las recuerdo con gran ahínco gracias al aprendizajes de mis antepasados; herbolaria y chamanismo parte primordial de la medicina que el tiempo ha dejado atrás. ¿Que mas he de hacer?, solo queda el triste y lejano recuerdo de una y olvidada civilización que racistamente despreciamos para adoptar costumbres occidentales; me miro y veo mi vestimenta, -¡repúgnate apariencia! , -musite, mientras comenzaba a despojarme de los harapos más extravagantes y finos que tenia encima.
Ya sin ningún ropaje miro con desprecio aquellas telas importadas, me enojo y pisoteo aquellas cosas sin algún valor cultural.
El lugar y las personas que estaban ahí presentes no me importaban, por que tenían su pequeña y cerrada mente ocupada con problemas materialistas y sin trascendencia; mi sangre enfurecida recorre las arterias y venas con gran fuerza, la siento quemar mis adentros, el orgulloso maya moderno que en mis adentros descansaba renace para tomar posesión de las tierras que le pertenecen, para recuperar lo perdido y regresar a ser uno con la naturaleza.
De pronto todo se desvanece, el ruido distorsionaba la realidad en la que me encontraba, me doy cuenta que todo era mas que un simple sueño lucido, miro mi alrededor y aun sigo siendo un inútil traidor con costumbres occidentales.

[…puede que sea tarde…]

[…corregir todos los errores del pasado…]

[…puedo pensar en prevenir los errores del futuro…]

Caminar entre muertos



Sentado sobre mi propia identidad, mirando rostros y cuerpos desvaneciéndose en conjunto al grisáceo horizonte, mi mente me juega trucos, recordando lo que el tiempo dejo atrás; camino y mis pasos parecen no emitir ningún sonido, solo se escuchan los ecos de un silencio retumbante. Mi mente divaga, mi alma levita como botellas en el mar dejándome apartado de un mundo lleno de inmensos témpanos de hielo. Las palabras se pierden, mis acciones se mueren, y mi sentimiento incandescente de orgullo se enfría para dejar atrás cenizas que poco a poco el viento llevara lejos de la hoguera de mí ser. Caminando y el viento hela mi larga cabellera, mis nervios se encrespan mientras mi rostro refleja una expresión de mera inconformidad, cruzo seis, tal vez diez témpanos de hielo a mi alrededor mientras la realidad desaparece con gran rapidez; mi originalidad comienza a abandonarme, dejando este cuerpo seco y sin chiste alguno; comienzo a evolucionar como parte de este estéril panorama, mis manos comienzan a cristalizarse al igual que mi rostro, mi sangre lentamente dejaba de fluir, apagando aquella adusta ganas de vivir, mi cuerpo comenzaba ya a parecer un trozo de hielo para mimetizarme y unirme al vasto y desértico lugar; mis piernas se seguían moviendo, lo único que me diferenciaba entre los otros, el signo de que aun sigo siendo humano, continuaba mi trecho y me tope con algo que ardía, un alma pura y llena de razón, mis piernas flaquearon, el hielo se derretía y nuevamente volvía a sentir, -¡Manos! Que bueno es volverlas a tener para volver a tocar y transmitir, -musite en mis adentros mientras tomaba y acercaba aquel alma a mi cuerpo; el calor era inmenso y me volvía a convertir en lo alguna vez fui, soy y seré. Mi corazón volvía a latir, mi sangre alimentaba mis capilares, y nuevamente una oleada de inspiración abatió mí ser con una alegría incomparable, se podía decir que me había enamorado… pero no era así… simplemente era un capricho y lo que supuestamente era amor resulto ser un objeto de descarga absoluta, un pañuelo de lagrimas, un hueco nuevo en el alma, como un mosquito drogado con pura sangre. Desperté de aquel sueño lucido y me di cuenta que estaba llorando y solo… perdido sin luz alguna que guiara mis pasos a una felicidad espiritual y terrenal… en cambio solo encontré un camino y un sentimiento, la sensación de caminar entre muertos…

[…Y como las estrellas que brillan en el cielo…]

[…Permaneceré fuerte…]

[…Aunque sea la primera vez que llore…]

Como Un Envase De Mermelada



Recordando lo que alguna vez fue, lo que se extinguió, lo que finalizo; mi mente buscaba salida alguna, mientras me encerraba en un frasco al vacío, extraña analogía encontraba mi alma, al observar un frasco de mermelada sobre la gran mesa rustica, mi mirar se encontraba perdido, aunque los recuerdo me abatían fuertemente como un huracán impactando en alguna costa, mis ojos no tardaron en llenarse de lagrimas mientras veía aun aquel frasco de mermelada, palabras cruzaron, versos chocaron, un pandemonium sentía en mi psiquis mientras las lagrimas surcaban mi rostro, de pronto todo se detuvo, mis sentimientos se paralizaron dejándome inmóvil en aquella mesa rustica de caoba, mi respiración se hacia tardada y mi mirar se desvaneció. Inmerso en la confusión de mis pensamientos, visualice lo que pudo haber sido un hermoso final, una felicidad material o espiritual que aun no la logro concretar; me veía junto a ti, sentados en aquel parque lejano, mientras la luna resaltaba nuestra piel blanca, el marrón de tus ojos se fusionaban junto con los míos, mientras sellábamos aquel momento con un beso minúsculo, tu delicado cuerpo se mezclaba con el agreste lugar que nos rodeaba mientras yo era el intruso de aquel mágico campo, puro e inmaculado. De pronto aquella ilusión tembló desmoronando en mil pedazos los sueños amordazados sin cumplir, dejando mi esencia flotar en el limbo, el tiempo transcurría y poco a poco la realidad comenzaba a enlazarse, como un rompecabezas de diez mil pequeñas piezas, cada una de ellas era muy importante; mis huesos se sentían frágiles, y aquella realidad era contundente y sólida, amarga y cruel, pero nada de felicidad, solo sombrío presente que destrozaría cualquier armadura o protección que pudiera tener, dejando vulnerable mi mente y mis sentimientos de cariño, amor y locura.

- Me he lamentado de no estar contigo, aunque se que eso es imposible por que nunca estuve contigo, fui un ente mas en tu vida, un individuo sin identidad propia, falacia de lo que realmente quiero y soy, pura imagen como un holograma; -De pronto comencé a entender… aquellas palabras que alguna vez pensé que dirías [“...Eres tan especial, te quiero a ti, tu lo sabes...¨] jamás llegaron, por que no soy nada ni nadie quien puede recibir tu cariño y afecto… y al fin descifre que no eres para mi…

Sentí como mil cristales se incrustaron en mis arterias, la sangre comenzó a poco cubría mi ser y mi energía, apaciguando mis pensamiento para olvidar todo sentimiento y afecto, - Olvidarte ha de ser la mejor opción… -Me dije en mis adentros, mientras mas pensaba la situación, mas lloraba, como la lluvia de oro que deja caer sus flores cuando recién florecen, y frasco al vacío en el que me encontraba, poco a poco comenzó a llenarse de algo, algo luminoso que comenzaba a suspenderse en mi alrededor como las estrellas que están enganchadas en el manto del cielo; la única diferencia era que aquellas luces revoloteaban y reproducían diversos colores, ahí recordé e imagine que era una luciérnaga que fue atrapada y aprisionada por alguien, alguien no me tenia en cuenta, pero me tenia por la luz que irradiaba, aquella energía que se desperdiciaba en la entropía del universo, entonces nuevamente cuestione la mi existencia y ninguna respuesta salio de aquel pensamiento.
Sentía frió, gélido entorno que congelaba mi esencia corpórea dejando atrás la inverosímil fantasía para estrellarse a un gran muro de la cruda realidad, de pronto un estruendoso ruido me regreso a mi mundo material, aquel chillido entre frases y sonidos que agudamente decían [“...Quien me llevara a un lugar nuevo...¨]. Mis ojo pesaban y mi entorno comenzaba a pintarse, mi mirada estaba borrosa, aun no podía enfocar los objetos; -Colores brillantes, formas amorfas, tal vez este debió ser la fantasía y no la realidad, -me decía el subconsciente, el estruendo seguía en mi mente y aun no comprendía mi alrededor, -tal vez quede loco… -me dije mientras el sonido seguía en mi cabeza; adusta melodía perforaba mi cerebro, entorpeciendo y alentando mis movimientos, cruel destino para un artista era ese momento. Las palabras no salían, pero mi visión se recupero, el atroz sonido cesó, mi cuerpo se sentía inútil, vacío como fruta picado por algún animal; triste y corrompido me enderece y mire nuevamente aquel frasco de mermelada, nada ocurría, todo mi derredor se desvanecía y se hacia gris; mi celular se situaba en la mesita de esquina junto al gran jarrón marrón con flores silvestres, [“...Todas esas cosas que odio...¨] resonó en mi cabeza, cuando mi celular comenzó a sonar con una melodía tranquila; me puse de pie y me sentía trepidante, camine hacia aquella mesita y tome el celular con las dos manos, la llamada era de aquella persona, por mi mente cruzaron muchas palabras, deseos, alegrías y fantasías; el resquemor que sentía era intenso, no sabia como actual, pero aun así conteste.

-¿Bueno? –dije con una voz sumisa y diferente
- Hola… te he llamado… por que iré a despedirme de ti, mi avión sale en pocas horas… y me gustaría tener un poco de soporte de un buen amigo… - dijo mientras hacia grandes pausas y con una voz temblorosa
-Ah… pues ven… no tienes que háblame para decirme eso… solamente haz lo que piezas y sien… ven simplemente… - dije con mucho escollo y aflicción
-OK… voy para haya… - y colgó el teléfono

Me sentía abatido y preocupado ya que no tenía la faceta que estaba acostumbrado a ver, no sabia donde esconder tanta tristeza, tanto dolor; me dirigí a la cocina y mire mi reflejo, las cosas tenían otra apariencia, la casa no era igual, platos y vasos sucios en el fregadero y otros rotos en el suelo, comida a medio comer en la meseta de la cocina, y sobre todo plantas muertas que solían decorar el lugar se encontraban desparramadas por todo la cocina, un caos era todo el lugar, la depresión era fuerte, pero la preocupación de la apariencia era de primera prioridad, -¿me vera como siempre?, - de pronto el timbre sonó, lo que consideraba vacío nuevamente se lleno, mi ansias subieron inexplicablemente, todo cambio, pero realmente todo era al revés, el frasco en el que me encontraba se hacia mas desolado y hueco; el timbre sonó una vez mas, me dirigí a la puerta, el tiempo se agotaba, el espacio se hacia denso, no sabia como actuar, tome la perilla de mi puerta y la abrí, se encontraba ahí, de pie en mi puerta, mi razón volvió, pero no pude decir nada, las palabras me faltaban pero las frases estaban en mi mente [“...Te quiero...¨] .

-Vengo a despedirme personalmente… creo que es el momento de decir adiós, te extrañare, aunque la distancia sea mucha, creo que aun podemos mantener nuestra amistad… ya es hora de marcharme mi vuelo sale en media hora, –dijo con nerviosismo y poca aflicción, se acerco y me abrazo, - no tienes que decir nada si no quieres, se que es difícil decirle adiós a un amigo… hasta luego… -Se dio la vuelta y siguió su camino.

Me encontraba confundido, -¿amistad?, ¿así era como me veía?, -por mas que quise decir algo no pude y deje que se desvaneciera en la lejanía, mi dolor aumento, el llanto no lo aguante, llore mares de agua dulce, mi expresión de desolación era lamentable, pero desperdicie mi oportunidad de expresar mis sentimientos, todo acabo, mi mundo eclosiono, todo murió, la entropía me devasto, quede como el único y solitario oasis del desierto de mi mente, sin la oportunidad de renacer…

[“...Dar mas que la vida...¨]

[“...De todas manera...¨]

[“...El Amor ha muerto...¨]

[“...Ahora solo hay marcas en mi alma...¨]

Invierno


La noche había llegado a la pradera, las grandes sombras que la luna proyectaba eran un universo lúgubre y gélido, mientras la escasa luz era como la poca esperanza que aun queda de los hombres. Las luciérnagas danzaban al compás de las cigarras, aquella sinfonía nocturna era inigualable, como los cánticos del ditirambo en el esplendor de Grecia. De pronto una joven de larga melena dorada, como los cabellos de Apolo, comenzaba a cantar lo que parecía el complemento de la sinfonía de las cigarras, la dulce y suave voz de la dama hacia bailar hasta el viento, que movía las hojas secas con una delicadeza idéntica a las olas del mar. Las estrellas comenzaron a brillar fuertemente mientras poco a poco aquella melodía se hacia mas intensa, la joven llevaba un vestido ligero de color azul zafiro, sus pulseras y collar parecían estar hechos con finos detalles y el brillo que solamente el hielo podía recrear. La bella dama que descalza se encontraba, había comenzado a girar mientras extendía los brazos, parecía que si estuviera danzando con alguien más, pero solamente a ella se podía observar, el tiempo seguía trascurriendo mientras el aire poco a poco comenzaba a tornarse frió y áspero, la joven continuaba aquel hermoso ritual mientras poco a poco comenzaba la neblina a aparecer, en cada lugar que su delicado cuerpo pasaba, el hielo comenzaba a aparecer, emergiendo este como por arte de magia, el rostro jovial de la damisela estaba lleno de una expresión tranquila y llena de paz, el baile se hizo un poco mas rápido, y el lugar comenzaba a brillar por los cristales de hielo que se habían incorporado en los árboles, con movimientos fuertes una extraña luz comenzó a emerger, una luz marrón hizo que los pequeños espejos de hielo reflectara todo haciendo un gran as de luz comenzara a materializarse, formando lo que aparentemente era otro cuerpo semejante al de la joven que se encontraba danzando, hasta que aquella forma antropomorfa se desplomo en el suelo, la joven del vestido azul se detuvo por completo.
La respiración entrecortada de la joven que se encontraba de bruces en el frió suelo, reflejaba en su rostro un intenso dolor que pereciese eterno y sin fin. El vestido ocre de la joven desfalleciente era simple como el de la otra dama, solo que sus pulseras y collares eran de madera de caoba, y su cabellera era negra y larga recogida por unas pinzas hechas del mismo material al de sus accesorios.

-Oh dulce sufrimiento es el que te he causado… no hay nada mas reconfortante que apoderarme una vez mas de lo que me ha pertenecido… -dijo la joven del vestido azul mientras lentamente se acercaba a la otra.
-Débil estoy, mi cuerpo desgastado se encuentra, pero mi alma arde como la de un guerrero que nunca se rinde y trata de obtener nuevamente lo que a este le pertenece –dijo mientras con mucha dificultad comenzaba a ponerse de pie
-No seas tonta… como muy bien sabrás tu poder se acaba donde el mío comienza, es el ciclo normal de las cosas, aunque tu seas una guerrera que se encuentra en su sitio, algún día haz de entregar tu trono y ese día ha llegado como siempre ha ocurrido –dijo mientras se detuvo frente a la joven de apariencia cansada
-¡Yo! ¡Entregar mi trono!.. Ni en tus sueños más profundos… esta batalla aun no ha comenzado y aun no tiene ganador, así que no te declares vencedora todavía
-Que triste realidad es la que vives, vives en un mundo de falacias en la cual no te has dado cuenta de cómo esto esta regido… miserable y llena de vergüenza es tu vida ahora, si aun no comprendes el “Orden Natural” -dijo con gran astucia mientras en su mente analizaba el terreno y la situación
-Miserable es tu vida... ya que si no has de luchar, ven y ataca si lo que deseas es este lugar… -dijo de forma muy agresiva
-ilusa… -dijo mientras la aprisiono de pies y manos en contra de un árbol –si realmente quisieras pelear, te hubieras percatado de la trampa que te tendí
-tal vez… pero creo que lo que importa es la estrategia… -dijo con una amplia sonrisa en el rostro –entonces que esperas para acabar conmigo… matadme si es lo que realmente deseas
-lo haré… simplemente se que realmente ansias que haga esto… así que realmente paz es lo que te daré… -dijo mientras acerco su rostro a los labios de la joven de vestido marrón

La joven de cabellera dorada, comenzó con el beso mas apasionado que el frió y el calor jamás se habían dado, aquel beso tan simbólico hizo que poco a poco el otoño se cristalizara y se convirtiera en un polvo brillante color ocre alejándose de aquel lugar, dejando todo atrás y sin retorno alguno.

-dentro de un año, lo mismo ocurrirá y estaré esperando poder estar cerca una vez mas de ti, -dijo mientras su cuerpo se desvanecía y comenzaba a formar parte de la gélida noche.

El sol se acercaba y con el la luz del día, poco a poco la nieve comenzaba a caer, borrando las huellas de la existencia de aquellas jóvenes, amantes y guerreras a su vez.


Fin.

"Un sueño"



Mientras me recostaba en aquel barco, acurrucando mi cabeza sobre una gruesa frazada miraba el cielo oscuro desde aquel pequeño barco de madera, la pintura del barco la ignoraba solamente se percibía el plateado eterno de la luna que se encontraba en su punto mas alto, aquella vela sin manta sobresalía y estorbaba un poco mi visión, pero mi objetivo era ver aquella hermosa luna, los minutos pasaban lentamente mientras aquella dama blanca me enamoraba con sus hermosa sonrisa. El sonido del oleaje que golpeteaba el barco me arrullaba al igual que su movimiento ondulante, me hacia dormitar soñando levemente que aquella única e inigualable sonrisa solamente me pertenecía a mi y a nadie mas.Una hora había pasado, desde que había comenzado a contemplar a mi dama plateada, mi única alegría e inspiración, y el sonido de la ciudad comenzaba a hacerse cada vez mas fuerte mientras la luz de la ciudad comenzaba ya a interferir con mi mas bello panorama, la decepción comenzó a correr por mi sangre, el enojo y la ira comenzaba a manchar mi alma.


-No he de actuar de esta manera frente a mi amada...


me dije varias veces en mi mente mientras calmaba lo que me irritaba y externe


-¡Idiotas aquellos que no saben admirarte y rendirte respeto amada mía!, ¡tontas son las personas que no saben alabarte y agradecerte la oscuridad que contigo traes! ¡Torpes humanos que no han de merecer tu reino pacifico y sereno!


Gritaba mientras me iba poniendo de pie en el barco junto con el movimiento del olaje que se estaba volviendo mas fuerte, el aire por consecuente se había hecho juguetón y tosco a la vez, pero seguía siento refrescante y deseable, tome las cuerdas que aferraban el barco al pequeño y sencillo muelle de madera, deshice el nudo y lancé la cuerda al mar. Veía como aquella se iba desvaneciendo en la profundidad del extenso mar; lancé una carcajada extraña que abordaba la obsesión y la locura a la vez


- Señora mía, hermosa dama de los cielos nocturnos... hoy será la noche, en que tu y yo nos fusionemos transformando lo bello, en lo mas hermoso, tu tristeza en alegría y tu sonrisa en risas...


dije mientras veía mi reflejo en el mar, mi imagen se distorsionaba, era amorfa y no era muy perceptible, era abstracta, me dije en mis interiores mientras tomaba los remos y que se encontraban dentro de la pequeña embarcación. Las horas comenzaron a pasar mientras al horizonte veía y la playa luminiscente a causa de sus comercios y sus anuncios luminosos


- es el momento de dejar todo atrás y acercarme a ti... a mi único lugar...


deje de remar y nuevamente me acosté acurrucando una vez mas mi cabella, la luz de la luna era intensa y mas hermosa, llena de esperanza y verdad. Así pasaron las horas, hablando como amantes la luna y yo hasta que poco a poco el cielo se fue clareando y mi joven dama se escapaba, le gritaba que regresara, pero no hacia caso, gritaba y solo desgarraba mi voz, y en ese instante comprendí... que ella nunca iba a corresponder mi amor eterno...Mis esperanzas desvanecidas... mis sueños rotos... nada me quedo... solo este fuerte deseo de morir en el amargo abrazo del océano...


Fin

Metamorfosis




Eran las tres de la mañana y el claro de luna se colaba por la ventana de cristal, la delgada cortina dejaba pasar aquella luz mientras el fresco aire de primavera las hacia danzar. Dentro de aquella habitación se encontraban varios objetos que añadían a está pobladas sombras, como las que la luna muestra en su gran resplandor, cercana a la cama se encontraba una mesa de noche con un vaso de agua sobre la misma, la cama contenía lo que parecía ser el cuerpo desnudo de una joven, aquella delicada silueta que producía la escasa luz de luna, parecía el mas hermoso paisaje desértico que el hombre había visto, tan perfecto y frágil, pero rígido y herido a su vez.
La expresión estática de la joven era como todas las muñecas de porcelana fría y olvidada, pero en aquel rostro jovial aun se podía ver una pequeña luz de viva esperanza; de pronto rodó una lágrima por aquel rostro juvenil y unas cuantas palabras se escaparon de aquellos finos labios.

-Jeux D’eau

Paso poco para que el rostro sin expresión comenzara a tornarse lleno de dolor y agonía. El sueño que alguna vez fue tranquilo y sereno se convirtió en el más amargo sufrimiento

-¡Aléjate de mi!, -gritaba y producía rudos movimientos.

Aquella mente tan perturbada era el signo del dolor y de las heridas producidas en el alma mucho tiempo atrás, los bruscos movimientos eran las ganas de romper el silencio, de romper aquella frágil figura para mostrar su locura mental y no su locura social. Aquella joven parecía ser una crisálida envuelta tras esas blancas sabanas que cubrían la cama y su cuerpo; parecía tan tranquila, inocente y tierna, pero por fin llego el momento de emerger, y romper aquel inverosímil capullo de denominaba realidad para poder arribar a la mas dulce locura humana.




FIN.