Era un día lluvioso como cualquier otro en ciudad soledad, el sonido de percusión se escuchaba mientras permanecía recostado en la cama de mi habitación, las sabanas eran suaves que los segmentos de mi cuerpo desnudo entraban en contacto con la agradable sensación, sin embargo había un sentimiento hueco que oprimía mi cuerpo, un sentimiento fuerte que abatía pensamientos y conceptos estructurados de mi persona, pero en ese momento que mas podía hacer, me encogí abrazando mis rodillas en una posición de auto defensa, pero, por ahora eso sería lo que me mantendría en este camino lejos del dolor. El estruendo de un rayo se escucho mientras se esbozaba previamente en el cielo, la luz se reflecto directamente por toda la habitación mostrando la silueta de mi desnudez en aquella posición fetal, me sentía vulnerable, triste y abatido… peor que cuando perdí lo que más quería en un momento de la vida, era una masa amorfa llena de dolor y sentimientos negativos hasta que un segundo rayo se esbozo, tome mi celular y marque aquel numero que no había borrado para cerrar el círculo, mientras daba el tono un crujir sentí dentro de mi pecho, sentía como el mundo poco a poco se me iba destruyendo mientras con fuerza estrujaba el teléfono, repentinamente contestaste y solo escuche tu aspera voz decir…
-Alejate de mi, no me vuelvas a hablar, -dijo mientras colgó dejando la línea muerta.
Tanta rabia corria por mis venas, ¿importencia? O quizá el hecho de aterrizar a la gélida realidad de un mundo no diseñado para los de libre pensamiento, para intelectuales o sentimentales como yo… -Imbecil… -era la palabra que me describia en ese momento y la que mi mente me había susurrado ligeramente al oído, tome el teléfono con tal despecho que lo lance contra la pered sin importar que este se rompiera y callera en mil fragmentos, no me importo nada en ese momento pues me dejaba llevar por mis instintos mas bajos denominado “despecho”
Caminando en la oscuridad de la noche con la lluvia y la luz del alumbrado publico que entraba por la gran ventana de la sala, abri la puerta temblando entre un mar oscuro de sentimientos que me dejaban en encrucijadas de confusión y locura; camine a la noche dejando que la lluvia recorriera mi cuerpo como si fueran caricias de consuelo, tratando de recordar tus manos tocando cada segmento, area o territorio de este frágil y delicado cuerpo que únicamente te pertenece o perteneció en algún momento, cai de bruces al césped mirando al cielo y como la tormenta se figuraba dejando sus finos trazos de luz y electricidad que me hacían sentir el fin de mi mundo…
-Adios… -fue la única palabra que salió de mi mente y de mi boca mientras sentía el viento y la lluvia golpear mi cuerpo desnudo en aquella oscura y fria noche.
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